top of page

Escuchar y caminar junto a las mujeres migrantes


En un mundo en constante cambio, donde la migración es una realidad cada vez más frecuente, es importante reconocer y abordar las injusticias que muchas veces deben enfrentar las mujeres migrantes. En este sentido, el Observatorio Mundial de las Mujeres (WWO) de la UMOFC ha emprendido un proyecto que lleva por nombre: “El acceso a la justicia de las mujeres migrantes en México”. Son sus objetivos: entender las causas migratorias, cómo es el acceso a la justicia y la vulneración de derechos de las mujeres migrantes que llegan a México, para luego buscar incidir en red en algún aspecto donde aún exista un vacío que cubrir.


La migración, por naturaleza, es un fenómeno complejo que implica diversos factores. Sin embargo, las mujeres migrantes suelen enfrentar una doble vulnerabilidad: la de ser migrantes y la de ser mujeres. Bajo el lema “Escuchar para transformar vidas”, el WWO, en colaboración con las organizaciones de la UMOFC: AMSIF (Asociación Mexicana para la Superación Integral de la Familia) y la Unión Femenina Católica Mexicana, ha visitado a mujeres migrantes de 18 albergues, ubicados en las regiones Centro, Norte y Sur de México.


Durante estas jornadas, se impartieron talleres sobre los derechos de las personas migrantes, se aplicaron asimismo encuestas anónimas a las mujeres, para entender las causas que las motivaron a migrar y las dificultades o desafíos que hubieran tenido en torno al acceso a la justicia durante su tránsito o su estadía en México.


Estos albergues son los primeros espacios seguros que reciben a miles de mujeres y a sus familias, mujeres que van en busca de un sueño, el de mejorar su calidad de vida y el de las personas a las que aman. Las razones que las obligan a salir de su país de origen son varias, ciertamente la mayoría se vinculan a las condiciones económicas que están viviendo, sin embargo, van ligadas también a condiciones de violencia.


Durante las visitas que hicimos, escuchamos a mujeres provenientes de Guatemala, El Salvador, Honduras, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Brasil, Haití, Ecuador, Panamá, Nicaragua y Cuba. Fuimos testigos de muchas historias de dolor y superación, de trayectos cargados de peligros, tanto naturales como humanos; situaciones que ninguna persona debería vivir. Principalmente, en albergues de la región Norte y Sur se manifiestan historias de resiliencia y desesperación que revelan la complejidad de la migración. Los testimonios de las mujeres iluminan la difícil realidad que viven aquellos que buscan un futuro mejor y los sacrificios que enfrentan en su camino.


Testimonios de mujeres

María, (nombre utilizado para proteger la identidad de la entrevistada), es un ejemplo tangible de cómo la crisis económica puede desplazar a individuos que alguna vez fueron autosuficientes. Su pequeño negocio de comida, que representaba su independencia, fue eliminado por circunstancias adversas. Su mirada, cargada de tristeza, es un reflejo de muchas personas que, a pesar de su edad y experiencia, se ven forzadas a iniciar una nueva vida en condiciones precarias. La expresión de su incredulidad al encontrarse en esta situación, “nunca pensé que a esta edad tuviera que andar aquí”, resuena profundamente.


Belén, (nombre utilizado para proteger la identidad de la entrevistada), representa a aquellos que, a pesar del miedo y del riesgo, deciden emprender un viaje hacia lo desconocido. Su travesía de tres meses llena de incertidumbres la llevó a reflexionar sobre lo que están dispuestos a arriesgar, su determinación de dejar atrás una vida insostenible denota una valentía admirable. La alegría que experimentó al recibir noticias de una conocida que había cruzado la frontera es testimonio de la esperanza que impulsa a muchos a continuar su lucha.


Julia, (nombre utilizado para proteger la identidad de la entrevistada), nos compartió que las complicaciones no solo fueron en su país de origen. Al llegar a la frontera de Guatemala con México, ella y su familia fueron víctimas de un secuestro exprés, en donde le pidieron dinero por cada uno de los integrantes de su familia. “Nos secuestraron y nos encerraron en una casa que estaba en construcción. Yo estaba muy preocupada porque mi hija al estar nerviosa se ríe, muchas veces los secuestrados le decían cosas terribles, porque la respuesta de mi hija era reírse, pensé que le iban a hacer algo peor. Cuando duermo, tengo pesadillas y me veo nuevamente en ese lugar”.


Julia no realizó una denuncia. Ella considera que, por ser una mujer migrante, sin papeles para estar en condición regular en México, no tiene derecho a realizar denuncias. Prefirió callar, porque tenía miedo de que le sucediera algo más a ella o a su familia, además, no sabía dónde acercarse.


El relato de Julia nos hace ver la importancia de indagar sobre el acceso a la justicia, ya que las mujeres migrantes, desde su país de origen no están teniendo, gran parte de las veces, las herramientas necesarias para acceder a ella. El miedo, la falta de información y el evitar ser revictimizada genera que no se realicen denuncias y que el acceso a la justicia sea nulo.


El WWO de la UMOFC está trabajando para que, con la información recabada en este proyecto, se puedan encontrar vacíos existentes para poder intervenir en red con otras organizaciones y mejorar algún aspecto en torno a las necesidades de las mujeres migrantes, contribuyendo así, a mejorar su calidad de vida, pero, sobre todo, a que haya justicia ante las situaciones que han vivido, solo por buscar una mejor calidad de vida para ellas y los suyos.


Equipo WWO ALC - UMOFC México

Comments


  • Instagram
  • Facebook
bottom of page