En el corazón de la parroquia rural de Mbwindi, donde la vida fluye al ritmo de la naturaleza, un problema crítico azotaba a la comunidad: la ausencia de agua potable. Los aldeanos, que dependían de los arroyos para abastecerse de agua, se vieron afectados por una red de enfermedades transmitidas por el agua. La situación exigía actuar, y la comunidad decidió abordarla de frente. La Hna. Rose Mbewe, de Zambia, embajadora del Observatorio Mundial de las Mujeres, comparte los detalles de su viaje para hacer posible el acceso al agua potable.
Reconociendo la urgente necesidad de un cambio, se convocó una reunión, principalmente con mujeres, las heroínas anónimas responsables de sacar agua en esta comunidad. Sus voces se hicieron eco de un clamor unánime por el agua potable, una necesidad fundamental que a menudo se da por sentada. Entendiendo que el agua es vida, la comunidad, de manera colectiva, decidió redactar una propuesta de proyecto en busca de apoyo para perforar pozos, una solución sostenible para afrontar su crisis hídrica.
El esfuerzo de colaboración fue más allá de la propuesta. La comunidad, impulsada por una visión compartida, aportó materiales locales, subrayando su compromiso de mejorar sus condiciones de vida. La luz de esperanza llegó cuando Manos Unidas, una organización que forma parte de la red del Observatorio Mundial de las Mujeres, acogió su proyecto, reconociendo la gravedad de la situación. El apoyo financiero permitió poner en marcha la iniciativa de perforación de pozos.
Siguieron seis años de dedicación inquebrantable durante los cuales la comunidad trabajó mano a mano con Manos Unidas. El objetivo era ambicioso pero esencial: proporcionar acceso a agua limpia y segura para todos. Las mujeres de la zona, sobre las que recaía la responsabilidad de ir a buscar agua, desempeñaron un papel crucial en dar forma a la trayectoria de esta iniciativa.
Hoy, los frutos de este trabajo son evidentes, ya que la parroquia de Mbwindi es testigo de un cambio transformador. Diez pozos de sondeo han sido erguidos, suministrando no sólo agua, sino esperanza y salud a la comunidad. La oleada de enfermedades transmitidas por el agua ha retrocedido y ha sido sustituida por el suave flujo de agua limpia y segura.
En una cultura en la que las mujeres son las encargadas de recoger el agua, su participación en el proceso de toma de decisiones resultó fundamental. Sus ideas y experiencias iluminaron el camino hacia una solución sostenible, subrayando la importancia del compromiso integrador de la comunidad. Una parte importante de la labor de la red del Observatorio Mundial de las Mujeres es comprender y trabajar para abordar la difícil situación de las mujeres, labor que ha encabezado la respuesta a la crisis del agua a la que se enfrenta la parroquia de Mbwindi.
La gratitud resuena en la parroquia de Mbwindi cuando reflexionan sobre el viaje emprendido con Manos Unidas. El compromiso inquebrantable de la organización de ayudar a los desfavorecidos se ha manifestado de forma tangible y ha cambiado la vida de esta comunidad.
Al celebrar este triunfo sobre la adversidad, dejemos que sea un testimonio sobre el poder de la colaboración, la determinación y el impacto transformador que el agua limpia puede tener en las vidas de quienes más la necesitan. La parroquia de Mbwindi se erige no sólo como receptora de ayuda, sino como faro de resiliencia, ilustrando que el cambio positivo es posible cuando las comunidades y las organizaciones se unen por una causa común.
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