Nigeria (Pixabay)
Por. Mónica Peter Zamani Ango Embajadora de WWO y Presidenta de la CCCMN y Sor Maureen Ogundeph (Community Manager de WWO en África)
En la ciudad predominantemente musulmana de Zaria (Nigeria), el asentamiento de Wusasa destaca por su singular mezcla de familias cristianas y musulmanas. Sin embargo, esta diversidad no protegió a Asabe de la dura persecución que sufrió por su fe cristiana. Casada con un musulmán llamado Usman, la vida de Asabe dio un oscuro giro cuando su familia más cercana empezó a presionarla agresivamente para que se convirtiera al islam. Las amenazas se intensificaron hasta el punto de que su vida corrió peligro y fue sometida a inanición, malos tratos y separación de sus hijos.
Huyendo a Kaduna, Asabe vagó por las calles hasta que encontró refugio en una catedral durante una misa entre semana. Aunque no era católica, la presentaron a la Comisión de Cáritas de Justicia, Desarrollo y Paz (JDPC) de la parroquia. Allí encontró el apoyo y el asesoramiento que necesitaba desesperadamente. La JDPC le proporcionó apoyo emocional y la ayudó a poner en marcha un pequeño negocio que le permitiera mantenerse.
A pesar de su escepticismo inicial sobre su seguridad en Kaduna, la cálida acogida y los constantes ánimos del JDPC ayudaron a Asabe a recuperar la fe y la esperanza. La seguridad de que acabaría reuniéndose con sus hijos fue un faro de esperanza en sus tiempos oscuros. Su valiente decisión de abandonar un entorno tóxico y buscar ayuda de verdad fue fundamental en su transformación. La fe inquebrantable y la fortaleza de Asabe no sólo influyeron en su propia vida, sino que también inspiraron a quienes la rodeaban.
La colaboración entre el JDPC y la Cofradía de Madres Cristianas Católicas de Nigeria (CCCMN) fue crucial para liberar a Asabe de la violencia y los problemas a los que se enfrentaba. Esta historia subraya la importancia del liderazgo, la concienciación, la colaboración y el trabajo en red para abordar los problemas a los que se enfrentan las mujeres vulnerables.
La misión del Observatorio Mundial de las Mujeres (WWO) se alinea perfectamente con la historia de Asabe. El WWO pretende dar visibilidad a las mujeres, especialmente a las más vulnerables, que a menudo parecen invisibles en su sufrimiento y su potencial. Inspirando y generando estrategias pastorales y sinergias con ONG y políticas públicas, el WWO busca fomentar el desarrollo humano integral de las mujeres y sus comunidades. El recorrido de Asabe, de la persecución al empoderamiento ejemplifica los objetivos de la WWO de erradicar la violencia y la discriminación contra las mujeres, promover la solidaridad y destacar el papel de las mujeres en el liderazgo comunitario.
En conclusión, la historia de Asabe es un testimonio del poder transformador de la fe, la resiliencia y del apoyo de organizaciones caritativas. Pone de relieve la necesidad imperiosa de seguir esforzándose por levantar y capacitar a las mujeres, garantizando que vivan con dignidad y contribuyan de forma significativa al interno de sus comunidades.
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